lunes, 6 de julio de 2009

HISTERIA.


Últimamente me ha dado por practicar eso a lo que llaman "vida sana". He reducido el número de borracheras semanales a dos, fumo tan sólo siete cigarros al día y dejo que mi madre me cocine hierba, para variar. Y, sin embargo, no sé dónde se encuentra ese bienestar que te proporciona estar cansada, asquerosa y cabreada con el mundo porque ahora, además de yonki, estoy coja.


La vida sigue igual. Ésta mierda de verano empieza a dar asco... Sigo sin olas ni Sol. Y para más inri mi querida hermana pequeña ha secuestrado todos mis sujetadores lenceros para darse un homenaje con su novio en un trastero sucio en el que tan sólo habitan ratas.


Si fuera poco, me he descubierto pensando en un futuro sin saber que hacer exactamente; no existe ningún curro lo suficiente irresponsable y a la vez espiritual que vaya conmigo. No sé que voy a hacer...


Mi mejor amigo está empeñado en que le presente a mi madre sin comprender que ella está felizmente casada con mi adorado padre. Dice que debería empezar a verlo cómo una figura autoritaria y no se que más blablablás.


Estoy realmente agobiada. Creo que un día de estos estallaré y me fugaré (de nuevo) a un país tropical dónde pueda disfrutar de la madre naturaleza y todo sea amor.


¡Hombre ya! Que no me apetece escuchar más sandeces.


Hoy me he recordado a esa frase que tanto adoro y que descubrí en un viejo edificio listo para derruir:

"NO SOY UNA PERSONA. SOY UN ESTADO DE ÁNIMO."


¿Ahora?: histeria.


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