martes, 30 de junio de 2009

ELLOS.

Billetes al paraíso: 60 euros.
Alquiler de un coche en el aeropuerto: 120 euros.
Apartamento en la playa: 547 euros.
Explicación a mis padres: La droga es la culpable.
Ver la cara que se les queda cuándo me vean aparecer allí: NO TIENE PRECIO.

Hay gente con la que te encariñas sin más, y de pronto te ves sentada en un parque, entre sombras espeluznantes de arboles milenarios, contándole cuánto lo echabas en falta sin siquiera saberlo. Existe esa clase de gente que te lee la mente, y luego te da un lento masaje en la espalda para que duermas bien. Aquellos que, aunque les avises de que es posible que ésa noche ronques debido a la gripe, y que no van a pegar ojo, tan sólo sonríen y se quedan tumbados esperando escucharlo.
El horóscopo me dice que voy a confundir sentimientos, o a descubrirlos... Por un amigo.
Me alegro de tener vigente la única norma práctica en mi vida: nunca jamás meterse así de cabeza con un amigo. Se acabarían las noches en vela, los masajes, las sorpresas, las risas, la confianza, el amor... Se acabaría todo.

Va a ser divertido. Me da igual el dinero, ya soy una yonqui oficial en mi casa. Y casi prefiero explicar esas grandes cantidades monetarias desvanecidas instantáneamente cómo culpa de una adicción que explicarles la gran amistad que me una a mis fantásticas/os.
No lo entenderían. Todavía no comprenden que yo ya he superado el amor, y ahora busco algo más profundo, algo que perdure en la eternidad. Algo de lo que no tengas nada que temer, y desde luego con lo que no tengas que fingir.
Acabaremos todos cruzados entre nosotros... jajaja.
Sólo me espera una vida hippie de lujo rodeada de pequeños polluelos procedentes de los hombres de mi vida.
Aquellos que me dan buenos masajes para dormir, y me escuchan contentos roncar.

martes, 16 de junio de 2009

amor.


- ¿Cómo lo conociste? - S. no dejaba de preguntar, y yo siempre trato de ser escueta cuando hablo de él.

- En una verbena, con trece años.Él iba todo borracho, y me acosó hasta que me hizo gracia...

No sé si era porque estaba poco habladora ayer, o porque de veras no conocía la historia, pero el interrogatorio se prolongó más de lo normal.

- ¿Te acosó? jajaja... ¿ Y tú que hiciste? ¿Te liaste con él?

- ¿Cómo me iba a liar con él? ¡Tenía novia, cómo siempre! y yo no estaba dispuesta a ser una más, así que pasé de él. - S. no parecía encontrar sentido a las palabras;la bonita historia de amor digna de película no se divisaba. No se olía más que alcohol, sexo y puertad.

-¡¿Entonces?!

- Sólo me enamoré de él. Lo esperé sin prisa, siéndole fiel y guardando todo lo importante por descubrir hasta que lo consgiuiera- sonreí con cara de tonta, ella esperaba en silencio. - Un año más tarde, en la misma verbena, me pidió rollo todo borracho. Otra vez tenía novia... Así que me volví a hacer de rogar.

- ¡¿Esperaste otro año más?! - No le respondí al instante. Tenía que ordenar todos esos recuerdos de mi vida para poder explicárselos lo suficientemente bien como para que lo entendiera. Suspiré. Los recuerdos, de nuevo.

>> Hei bruja, ¿estás bien? ¡si no quieres hablar del tema no pasa nada eh!

-No no, es que estaba pensando... La noche esa, estaba igual de borracho, pero incluso más pesado. Discutimos durante horas y al final, con una birra en la boca, mordiendo la boquilla, y un peta en la mano, me dijo que le gustaba mucho.

- ¡Oooooh! ¿Y entonces os liasteis?

- No, esperamos al día siguiente. Y luego ya empezamos a estar juntos.

- ¡OH! ¿Era el primero con el que te liabas?

- Sí...

- No me extraña que sea tan especial entonces...

- ¡Que va! fue la peor experiencia de mi vida... No sé que le pasaba a él por esa época, pero llegó igual de borracho aquella tarde que noche anterior y la boca le sabía a mierda. Sólo fue bonito porque fue con él.

- ¿Que más?

- El resto lo sabe todo el mundo.... Estuvimos tres años y medio; el primero y medio a escondidas, increíble. Nos llevábamos genial, lo hicimos, planeamos nuestro futuro y uf... todo era positivo. Al año y medio me descubrió mi madre de nuevo, y me dejó estar con él; ese verano mi padrino le metió una paliza, y a mi me encerraron en casa todo el verano.

- ¿Le pegó? ¿por qué?- conocía esa voz de justiciera que le salía a S. cuando se ponía de mal humor; la abogada que llevaba dentro se tragaba las leyes y no atendía a razones.

- No lo sé- suspiré. Ese tema ya no me gustaba nada. - Las cosas son así y punto; a nadie de mi familia le gustaba y él hizo lo que todos deseaban...

- Pero, ¿fue delante tuya? - mi risa ácida me traicionó y S. permaneció en silencio.

- Pues claro. - pude notar como cortaba el silencio, como me poseía la ansiedad de ese día. Como él escapaba de ese pariente tan querido antes, y cómo éste le aporreaba una y otra vez, sin importar mi presencia.

- ¿Y por qué te castigaron?

- Por escogerlo a él y no a ellos.

Le resumí todas las cosas que hicimos juntos, todos los lugares preciosos que conocí, y cuanto nos quisimos, aunque yo lo hiciera más. Le perdoné muchas cosas, pero todo valió la pena.

Le conté como a partir de los dos años nos quemaron, y empezamos a distanciarnos. Como dejé de quererlo tanto, o con tanta seguridad. Como quise vivir y lo herí profundamente. También le expliqué cuantas veces me perdonó y cuantas veces volví después de acabar con el gigoló de turno. Me consoló hasta cuándo el que me había roto el corazón era otro.

El último año fue duro, quizá el más difícil de mi vida. Le expliqué, sin tratar de justificarme, cómo lo abandoné por dañar mi orgullo, y como se dio completamente a los polvos mágicos. Como me suplicó que no lo dejara, y cómo amarré un coma etílico digno de mi dolor. Como me costó alejarlo de mi vida, y cuantas lágrimas he llorado. Como escapé de todo; como dejé de vivir.

- ¿Sigues enamorada de él?

- Yo siempre estoy enamorada de él, S.

- ¡Vuelve con él!

- No... ya he querido adoptarlo allá atrás en Diciembre. Pero es mejor que no pase.

- Oh.

- Puedo vivir así. Puedo quererlo de lejos. Pero a veces no tengo el suficiente valor cómo para quererlo de cerca. No puedo volver a arriesgarme. Podría morir en el intento.... - traté que no sonara forzado ese tono cómico, pero de nuevo lo único que conseguí fue compasión.

- Sabes que te esperan mil más para destrozarte el corazón, ¿no?

- Cómo dijo un sabio, el corazón sólo te lo rompen una vez. Luego, lo único que consiguen es hacerle pequeños rasguños que a penas duelen...



PUES GRACIAS A DIOS!!!!!!!!!!



viernes, 5 de junio de 2009

ME CAGO EN EL AMOR.


No está nada bien eso de que todo el mundo pasee su amor a todas partes...a veces creo que hay gente a la que de veras le gusta joder. ¿qué necesidad hay de llevar a tu novio a la playa, un día de frío, lluvia y nubes, dónde sólo hay surfistas? Claramente esos dos canallas sólo querían desconcentrarme... Puede que hay personas que para darse cuenta de lo felices que son tengan que demostrárselo primero a los demás.

El otro día, hablando con K., mi mejor amiga, llegamos a esa conclusión psicoanalizando algunas relaciones de amigas y conocidos ( es cierto que una no debe meterse en la vida de los demás, pero ¡carai! ¡que no nos lo pongan tan a huevo...!)

una amiga de toda la vida, llamémosla U., se ha puesto a salir con un chico que conocí éste año y con el que tengo mucha relación. La coña empezó cómo un intercambio de favores: yo se la conseguía y él me "regalaba" a un amigo suyo (¡maldita la hora...!).

Nuestra relación es sumamente estrecha; desde un principio nos hemos contado absolutamente todo sin tapujos, incluyendo lo que pensamos el uno del otro. Yo le he reconocido ser una gran zorra y él ha admitido dárselas de don Juan para engatusarlas, usarlas, malfollarlas y pasar a la siguiente. Un día de confesiones y tequila nos enrollamos. Al día siguiente, también. De aquella yo tenía muy claro que ni harta de vino me iba a poner con un tío así, y cómo me apetecía tener a alguien con quien pudiera ser yo misma, nos hicimos íntimos. Nos dimos un par de besos más, pero sólo eso... No me gusta la violencia, y hay una gran diferencia entre pasión y sadomasoquismo; a mí personalmente no me gusta que me peguen. Y follar con alguien que parece te quiera matar no es lo que más me pone en este mundo...

Bueno, continúo. Poco a poco fuimos haciéndonos pequeños "obsequios sexuales" con lo que divertirnos en nuestras largas noches de soledad. En un principio eran conocidos, colegas, gente lejana a nosotros. Pero cuánto más sabíamos de nuestro círculo más cercano de amigos, más queríamos conocerlos. Puede que fuera un juego absurdo o una competición, pero, una noche, pasó.

Fue un nueve de enero de éste año; subí a su habitación borracha como una cuba (bastante común por estas fechas) y me llevé conmigo a una amiga que había venido a visitarme esa semana. Tras haber tratado todo para que se viniera de fiesta y haber desistido, sonó el timbre y ÉL y X. aparecieron en la puerta. Salimos con ellos dos por ahí de fiesta. Y ÉL y yo nos quedamos... ¿pillados? El resumen de ese día fue mi profunda abrumación por ÉL y la carga de tener que hacerle un regalo al otro para devolverle el favor: "las cosas no son gratis", dijo sonriendo. Y prometí conseguirle una su medida.

Ya me lo decía mi madre, el amor no siempre es bueno: es un capricho del diablo que te hace perder la cabeza, y al final duele. Apareció U. por sorpresa cuatro meses después y se la puse en bandeja. Él me dejó vivir en paz con mi amado y todos felices.

El problema empezó el día en que yo empecé a odiar el amor, porque ellos siempre están ahí. Son cómo un pequeño Pepito Grillo que todo y lo fantástico que es lo que te estás perdiendo... lo único que me consuela es que K. también los está odiando. No son celos... Yo nunca estaría celosa de alguien así, no es mi tipo. ¡Es rabia! Es todo tan injusto...

Ellos nos persiguen a cada recóndita esquina de la ciudad, y nosotras huimos más lejos.

Ellos aparecen cuándo estamos de borrachera para tocarse tocarse públicamente las ingles con pasión; nosotras nos mosqueamos y nos marchamos de nuevo.

Ellos vienen a la playa a estar tumbados en la arena, abrazaditos, diciéndose lo genial que es vivir, y ¿nosotras? admitimos que no somos de piedra.

¿Por qué tienen que mostrarnos esa vida tan rosa, pastelosa, babosa y cursi, en la que todo es sexo, paz y alegría? A veces soy mala. Cruel hasta la médula. Me imagino cómo reaccionará ella cuándo compruebe que no es ningún santo, o él cuándo ella lo mande a la mierda... me apetece verlos pelearse, que se dejen, que se odien, que estén igual de reacios al amor de lo que lo estoy yo. Y si eso no es posible que sufran las inquietudes que trae el amor: que teman no verse, que engorden de felicidad y se rebajen a niveles infrahumanos el uno por el otro; que conozcan a sus amigos y se lleven mal. Que el sexo empeore y ya no se atraigan, que los adorables defectos se sientan insoportables, que se vean hasta cagando. Que a él no le funciones su pene y a ella no le venga la regla, y acaben viendo porno para reestablecer una relación satisfactoria. Y que todo sea en vano. Que sientan que todo se acaba, y venga alguien a mostrarlos que tiene más suerte que ellos.

No soporto que me muestren más esa felicidad si no puedo tenerla aquí y ahora, durmiendo junto a mí o liándose un porro, sonriendo con cara de tonto o mordiéndome la nalga. Diciéndome lo fantástico que es el mundo desde que estamos juntos. No quiero saber nada más si no me la pueden dar, o arreglar, o volver atrás en el tiempo para hacer las cosas mejor.

Sólo me apetece escuchar Tonino Carotone y gritar cómo una loca por la ventana a todas esas parejas felices que comparten helados. Que sepan que son patéticos y que pronto todo acabará. Que sepan que todo lo que ven ahora es un espejismo, una ensoñación de nuestro cerebro, una sobrecarga de hormonas. Que se den cuenta que el amor es sólo un mecanismo para perpetuar la especie.

Hoy, ME CAGO EN EL AMOR.