martes, 26 de mayo de 2009

día extraño.

Si, supongo que existen formas diferentes de sentirlas cosas.
Puedes tener un día horrible en el que saber que tu antigua chupa vaquera(con la que luchaste por la revolución) te queda pequeña sea el fin del mundo. Entonces existen dos remedios. Para ellos va que ni pintado el refrán que dice "lo que no mata engorda". Puedes optar por la salida fácil: pillarte 20 euros del más rico de los paquistanís y hundirte en tu cama tranquila, mientras analizas el movimiento del humo escapando de tus labios y llorando como una magdalena, porque hasta ese humo tan mágico quiere dejarte allí. Además, Chris Martin te entiende y escuchar "The scientist" te ayuda a no sentirte tan enormemente ilógica: por lo menos ya tienes porqué llorar, ¿no?
También, después de escoger la salida fácil durante repetidas ocasiones(variando la sustancia ingerida) puedes temer por eso que llaman la drogadicción y optas por inflarte como una vaca. Compras un kilo de helado de chocolate y vuelves a ver "Ho voglia di te". ¿Final?
Por favor, en días cómo los de hoy cojan el suficiente dinero como para derrocharlo, vayan a por un conjunto de ropa interior sexy, apaguen la luz y enciendan una vela: a la luz de las velas siempre somos preciosas. Y quiéranse. Ni las calorías ni la resaca ayudarán a cambiar el rumbo de nuestras vidas, y mucho menos a evitar que mañana se despierte igual.


Pero para aquellos que me vengan con el cuento de que al igual que de sentir existen formas diferentes de demostrar amor... Por favor, alejense de mí.
No existen razas, religiones, edades ni sexos que puedan alterar el brillo de los ojos cuándo alguien quiere... No es algo opcional.
Aquellos que quieren de otra manera más personal, o lo demuestran a su manera, simplemente no saben querer.
No me gusta la gente que no me sabe querer.

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