lunes, 28 de septiembre de 2009

que le vaya bien!


Es posible que no se me den muy bien las despedidas, pero ¿qué derecho tiene el horócopo para dudar de mi amor por él? Me dice que si lo quiero lo dejaré ir.
¡Pues claro que lo quiero, joder! Por eso mismo me aferro como un clavo ardiendo a él.
Pero... Después de ese chasco principal, también me aconseja que no lo soporte todo.
¿He sido tonta? ¿He querido demasiado o él demasiado poco? Me decanto más bien por la segunda... Después de todo, debo a su deserción el echo de haber aceptado lo que es, YA, nuestro pasado.
Y eso no me alegra en absoluto, me parte el alma ver la frialdad con la que realmente vive. Decirme que me adora, que me ama, que no puede vivir sin mi... Y al día siguiente soy yo la que se ha vuelto a equivocar, por dios, ¡si sólo somos amigos!
Pero ya está bien este de este tema. Ha llegado un punto en que ya no siento ni padezco, y aunque me joda, y tenga que acostumbrarme a este estado de shock constante, ya no puedo aguantar más.
Supongo que volver a ser un putón nunca es malo del todo... Ganas amigos, experiencia y olvido. Y así sí que tendré una razón obvia para no volver detrás tuya a suplicarte migajas de amor: ya nunca más besaré tus labios como si fueran únicos, porque habré comprobado que no.
Así que, sacándome el sombrero ante usted, me retiro caballero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario