martes, 1 de junio de 2010

s.

S. dice que no encuentra hacia dónde va todo. Será un informático importante, en una empresa mediocre, que acabará suicidándose en el garage de su casa si no huye pronto.
Yo le digo que haga lo que tiene que hacer. Y él se confunde con lo que DEBE hacer.
Siempre discutimos. A veces se nota TANTO que es mayor...
El único deber del ser humano es ser feliz.
D. me contó la historia de sus tatuajes el otro día: son carpas chinas. Dos pececitos adorables, que lo único que hacen a lo largo de su vida es nadar contra corriente, para llegar a dónde quieren llegar, sin importar la fuerza del agua. Siempre van de dos en dos, para ayudarse, y supongo también que para no sentirse tan solas. Creo que quería que fuera la otra carpa, pero me gusta S.
La única moraleja es que no sólo disfrutan del destino, sino del camino.
¿Qué más da el resto? Al fin y al cabo, a la única persona a la que debes pasar cuentas es a tí mismo. Sonríe y hazte feliz.
Pero S. no tiene el valor suficiente para llevar a cabo todos esos proyectos, y acabará suicidándose en su garage.
No sale de casa, sólo piensa en su pasado. A veces hace que yo también me autocompadezca, siempre exagera todo...
Me enternece como me trata, y adoro su protección. Le gusto. Siempre me lo dice, aunque me trate como si aún fuera una niña; si él supiera...
A veces tiene miedo de que me vaya, o me rompa, o a lo mejor de que me esfume...
S. está muy solo últimamente y dice que yo aún soy una niña. ¡Ai si pudiera leer mis ojeras!
Yo sólo quiero que no se suicide en un garage.
Me sorprendo de vez en cuando pensando en el chico de los hamsters, friki de internet y fan numero uno de daftpunk.
Es un original atrapado en un cuerpo humano. Y me inspira.
Ojalá decida no suicidarse en un garaje, escoja su media carpa y flote a la deriva, disfrutando del sol y las olas, sin miedo a nada, y menos al tiempo.

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