jueves, 26 de febrero de 2009

La tormenta.

Cuándo creí ser mayor, dejé de ser pequeña. Supongo que a todo el mundo le sucede algo que golpea su existencia con la suficiente fueza como para cambiar.
¿ Son los cambios necesarios? ¿o buenos?
Tenía 14 años cuándo descubrí que era mayor. Y fue con la furia de un huracán, con la pasión de un río desbocado, con el dolor del llanto de un bebé.
Soy piscis, soy soñadora. Cuándo tú eras mi sueño, yo quedé en un segundo plano. ¿por qué? ¿cómo? ¿cuándo?
Es fácil: porque llevaba esperandote toda mi vida; una sola mirada bastó para saberlo, y fue en ese momento en el que creí volar cuándo te quise.


No voy a mentir. Ahora soy una sirena, una depredadora. He perdido la cuenta de todos los hombres que han soñado dormir en mi alcoba, y de todos a los que se lo permití.
He perdido la cuenta de cuanto amor me han regalado, y cuan baratos han sido mis besos.
He perdido la cuenta de cuánto hace que cambié, y de cuanto hace que me perdí a mí misma.
Pero la vida no son números, ¿quien lleva la cuenta de todas las veces que se ha reído?

Deja de contar: ríe y disfrutalo. Yo lo hago, y creéme, tú también puedes.

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